sábado, 23 de mayo de 2009

Cambio ley por testimonio


La reforma legislativa en materia de medios de comunicación de un país que tiene entre sus máximas necesidades acabar con antiguos monopolios de comunicación, que han jodido tanto su vida politica, que ha respondido a la tendencia mundial de la mercantilización de la información parece no ser más que una jugarreta que se pone en el tapete de las agendas mediáticas, una vez más.

Con la esperanza de que se tratara antes de las próximas elecciones, las candidaturas testimoniales son las que importan ahora, si se aprueban o no. En simultáneo una de las mujeres mediáticas que más ha defendido la derecha aristócrata de la Argentina, vuelve en su temporada número 41, como si no nos hubieran bastado 40 años para aprender que no debe seguir ahí.

¿Cómo aprendemos a diferenciar la libertad de información, la de expresión y la libertad de empresa? ¿Por qué a veces se sigue pensando que es lo mismo? ¿Por qué sigue vigente esa teoría romántica del periodismo como 4to poder, si en manos de gigantes empresas como Clarín o La Nación notamos que responden a intereses económicos y políticos claros?


Los medios de comunicación ya no tienen sólo ese ideologismo que acusaron Benjamin, Marcuse o Adorno. Ahora hay que sumarle sus intereses económicos. Si bien los neomarxistas se diferencian de los teóricos del discurso, tener en cuenta los aportes que hizo Eliseo Verón no está demás, al decir que los medios se igualan a cualquier otra empresa que en lugar de fabricar zapatos, por ejemplo, fabrican noticias y realidad social. Fabricar noticias cuesta.


No es una apología a dejar de consumir los servicios de los medios, es una apología a fijarnos de dónde viene la noticia, quién la escribió, cómo está dicha. Y que la necesidad de tener una ley que asegure la igualdad de oportunidades para obtener información y comunicarla a través de un medio debe ser la misma para todos.

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